Tengo los mismos años que vivió García Lorca

uno menos que Maiakovski

dos encima de Bécquer

once menos que Rilke.

Un año más que Whitman cantándose a sí mismo.


Sigo aquí. 

Mi papel de testigo me sigue complaciendo.


Podría entonar antífonas solemnes.

Decir: cosecha,

sangre,

fuerza,

cosmos,

patria.


Me habían dicho que un día sería grande.

Pero de estas cenizas nadie me había hablado.

No morir. ¿Cómo se hace?

¿Con honra? ¿Con ejemplo?

¿Con la imaginación?

¿Con la memoria?


Quiero estar a tu lado entre los cisnes.

Nunca cerrar los ojos. Recordarte.

Que me abrace tu nombre.


Que tu sal en mi pecho

no haya cárcel ni enfermedad ni reyes

capaces de robármela.