Vapor Café

Me encuentro en el mismo lugar que hace dos mil años
mirando las estelas marcadas en esta habitación
adornada por cuatro lúgubres pintados de blanco
que me muestran despedidas cada vez más recicladas y lejanas.

Me encuentro conversando con tu mirada, estentórea e invisible
pensando en el quizá de este importuno imposible
pensando en que no quiero ser más carne de guillotina
pensando en el tráfico de tu boca herida.

El vapor del café se cuela por los sentimientos,
¡juega con ellos!
los arroja al viento para ver como chocan contra el suelo,
para ver como se desangran en mis lágrimas que caen por dentro.

Me gusta mi soledad hervida con sabor a hielo,
me gusta tu nocturnidad con olor a melancolía
mi lápiz son mis manos
y lo que raspo
no es un papel... es tu cuerpo.

Te extraño, debo admitirlo...
Pero este vapor va formando tu figura
y me calma la melancolía de verte partir
igual que este vapor que todavía se cuela
por las rendijas de mi alma partida.

Un atrevimiento de mi parte,
quiero que sepas,
que mis latidos gritan con tu presencia
que muero por tu sonrisa
y que te extraño más,
todavía más
de lo que te atreves a imaginar
es por eso que este vapor se parece tanto a ti.

Por que fuiste su inspiración
y por que ahora
serás este poema con quien me acuesto y hago el amor.

El vapor del café se fusiona con mi sombra y con ella...
desaparece...

Añoranzas

En el momento de vivir...
los sueños dejados en cielos pasados
me vuelve a envolver de cierta nostalgia
que carcome mi corazón
y amordaza la felicidad
de poder volar...

Sólo añoranzas que ya no volverán,
tiempos pasados que se han quedado atrás
para dar paso a nuevas ilusiones
que me enseñaran mi verdad,
que deseo conocer desde que naci...

Y antes de morir para encontrar mi cielo
y mi luz que me guiarán,
en la eternidad de sombras y augurios fríos.

Murieron días para dar paso a mi nueva edad
llena de ilusiones,
añoranzas,
sólo para esperar lo que mi vida me tenga preparada.
La furia crece cada vez mas rápido,
la desolación invade todo mi ser
el odio es el forjador del destino
formando una alianza con el rencor.

En mi risa solo hay sarcasmo
el desprecio tatuara mi alma
y la vida (ILUSA) quiere que conviva
que pueda ser uno con el mundo
es la mayor estupidez que he oído...

Ellos nunca entenderán mis tormentos
sus almas de luz solo buscan la paz...
y la mía torturada quiere oscuridad
camino entre sombras buscando refugio.

Sólo me puedo acurrucar en la soledad
me entrego a los brazos del vació
para contemplar un mundo gris y turbio.

La maldad obscurece mi alma cercenada
segregación es el veredicto del mundo
pero me iré peleando... Aunque esté herido
dejando mi sangre ennegrecida en el trayecto.

Usaré la ira para salvar lo que quede
de mi humanidad que se niega a morir
de el amor que se encuentra agónico.

Si es necesario escupiré mis entrañas
pero nadie se acercará para lastimarme
si es necesario yo moriré por vivir
siguiendo mis reglas hasta el final
donde la amargura y la nostalgia serán una.

El ayer

Aquella tarde tan distante,
aún la siento, aún la palpo y la veo,
como si de ayer se hubiese tratado.

Aún te siento, aún te veo
aún veo tu silueta dispersándose
por nuestra habitación…
desvaneciéndose en aquel sendero de mi alma
evaporándose
y, con ello...
arrancándome las entrañas
destrozándome todo,
dejándome solo y agobiado.

Aún recuerdo aquella última mirada
la última lágrima, la última gota que desplomó
de mis mejillas
el último adiós sin decir adiós
el último suspiro,
el último anhelo, deseo
tan solo tenerte cerca, pero...
aquel grito frustrado de dolor...

Me llevo tu perfume en mi chaqueta
y un trozo de deseo en mi bolsillo.

Quédate, solo un segundo más!
Permanece conmigo y...
Se mía hasta la eternidad.

Pero ya nada importaba
nada es lo mismo
ya nada existía
todo se esfumó en el ocaso,
en aquel triste ocaso;
en el que ni vida había.

Aquél que aún recuerdo,
como el ayer
aquel ayer...
que la página nunca... como el ayer
aquel ayer...
de la página nunca borrada de mi alma.
Colgué de mi cuello una cuerda floja
para cuando tenga equilibrio.
Guardé en mis bolsillos un haz de luz,
un as de espadas y un haz de tu vida algo,
para cuando a esta ciudad se le ocurra llover con ganas.

Ojos de piel, mirada de papel.
Maquina descalza y llanto sepia.
En un momento de mi vida
en el que solo retrocedo para saltar más lejos.

24 cuadros por segundo para respirar
y lo hago tan lento...
Tatué en mis manos,
la silueta de una cometa para recordar.
Desgastando edades sin saberlo y sólo tenemos tres.
Respira!