Aquella tarde tan distante,
aún la siento, aún la palpo y la veo,
como si de ayer se hubiese tratado.
Aún te siento, aún te veo
aún veo tu silueta dispersándose
por nuestra habitación…
desvaneciéndose en aquel sendero de mi alma
evaporándose
y, con ello...
arrancándome las entrañas
destrozándome todo,
dejándome solo y agobiado.
Aún recuerdo aquella última mirada
la última lágrima, la última gota que desplomó
de mis mejillas
el último adiós sin decir adiós
el último suspiro,
el último anhelo, deseo
tan solo tenerte cerca, pero...
aquel grito frustrado de dolor...
Me llevo tu perfume en mi chaqueta
y un trozo de deseo en mi bolsillo.
Quédate, solo un segundo más!
Permanece conmigo y...
Se mía hasta la eternidad.
Pero ya nada importaba
nada es lo mismo
ya nada existía
todo se esfumó en el ocaso,
en aquel triste ocaso;
en el que ni vida había.
Aquél que aún recuerdo,
como el ayer
aquel ayer...
que la página nunca... como el ayer
aquel ayer...
de la página nunca borrada de mi alma.